La 65 legislatura del Congreso del Estado de Oaxaca perpetró (que no puede denominarse de otra forma) una verdadera regresión histórica en materia de paridad de género. De entrada, hizo retroceder 5 años las manecillas del reloj legislativo y lustros, quizá décadas, en cuanto a la lucha de las mujeres por la inclusión política, los derechos al voto y ser votadas en un área social como son las comunidades indígenas y donde hay mayor renuencia para ser representados por una dama o que éstas ocupen un puesto decisivo o clave en la toma de decisiones políticas.
De un plumazo, las y los diputados hicieron humo con mayoría morenista y con 23 votos a favor y 14 en contra, ese plazo aprobado el 28 de mayo de 2020 para que en 2023 los municipios regidos por Sistemas Normativos Indígenas alcanzaran la paridad política entre hombres y mujeres. Y ¿qué creen? Lo hicieron de la mano de ¡las propias mujeres! Tres de ellas fueron las que presentaron la reforma al transitorio de la Ley de Instituciones y Procedimientos Electorales del Estado de Oaxaca.
Las “izquierdistas” militantes de Morena, Hydee Irma Reyes Soto, Yesenia Nolasco Ramírez y Nancy Natalia Benítez Zárate fungieron como una verdadera minibancada “conservadora” al instar al congreso para que la paridad en municipios regidos por Sistemas Normativos Indígenas “sea gradual”. Y lo lograron, con la complicidad de una Mesa Directiva integrada totalmente ¡por mujeres!
Casi sin chistar, el “salto pa’ tras” fue avalado por la priista Mariana Benítez Treviño, presidenta; las morenistas, y proponentes, Yesenia Nolasco Ramírez y Haydeé Reyes Soto; la perredista Ysabel Martina Herrera Molina y la petista, improductiva ex regidora en la administración de Oswaldo García Jarquín, María de los Ángeles Vázquez Ruiz.
Una de las discusiones generadas era que los nombres de quienes votaron a favor y en contra de la regresión quedara plasmada en el tablero electrónico del Congreso para, como dirían los morenistas, saber ¿quién es quién? en el Congreso, sin embargo, los propios morenistas sofocaron el fuego y se fueron al voto electrónico secreto pero, si el dictamen logró mayoría, esta no fue posible sin la aplanadora morenista. De hecho, PRI y PAN manifestaron abiertamente su voto en contra, no alcanzó.
Entre los argumentos vertidos se señaló, versión de la propia morenista Yesenia Nolasco, que habría muchas “juanitas” y crecería la simulación de paridad en comunidades indígenas al integrar los cabildos. Si habla de ello es que algo saben los propios morenistas y tienen experiencia en el asunto.
En el boletín difundido por el Congreso antenoche se señala que los legisladores hicieron eco de la propuesta de mujeres de diversos municipios del distrito de Ixtlán de Juárez (no dicen cuáles) y de la Unión Liberal del Ayuntamiento del Distrito de Ixtlán (ULADI).
El decreto 1511 establecía que la totalidad de los ayuntamientos que se rigen por los Sistemas Normativos Indígenas contaran con una integración paritaria de forma total en 2023. La Constitución oaxaqueña reconoce 16 pueblos indígenas, un tercio de la población es hablante de una lengua indígena, de acuerdo con datos del Inegi.
En Oaxaca 417 de los 570 municipios del estado se rigen bajo el Sistema Normativos Indígenas, el resto, 153 por el sistema de partidos. Ello representa en una gran reserva electoral para los partidos políticos. Si el PRI sacaba jugo del “voto verde” que lo apuntaló por décadas en el poder, ¿a quién beneficia este retroceso? Damos indicios.
¿Qué bancada o quiénes presentaron la iniciativa? ¿Contando con los votos, por qué no se frenó? La voz de las mujeres, lo sabemos los oaxaqueños, es cada vez más crítica y de demanda de resultados inmediatos, en las comunidades, en las casas y han dado muestras de toma de decisiones más juiciosas para el bien común. El sistema electoral mexicano, la partidocracia, el partido en el poder está diseñado por hombres y para mantener el control político masculino.
Lo aprobado, con bendición de las mujeres legisladoras y el morenismo y el resto de los partidos es una regresión y si vamos más lejos, una traición, en donde están presuntamente implicadas mujeres y el partido Morena. Aceptemos, sin conceder, que vendría la simulación; sin embargo, la paridad al menos ya estaría en el papel y los partidos y las comunidades tendrían que hacer piruetas políticas para simular su cumplimiento, también es verdad, pero tenerlo escrito, por donde se le vea, es un avance.
Por ello, parafraseando a las mujeres, solo solicitaremos a los diputados oaxaqueños:
¡Rompan el pacto!
MUERTE EN LA OBRA
Un hombre murió ayer en las cada vez más demeritadas y cuestionadas obras de Símbolos Patrios. Una “obrita” que en otras ciudades se concreta en apenas semanas ha sido ya un dolor de cabeza para los oaxaqueños: han ocupado más de un año. Ojalá no descubramos que ICA subcontrató la obra, que sindicatos, esos que vociferan por acarreo de materiales, bloquean para recibir contratos o presionar por pagos, estén detrás de la construcción. ¿Tendría el joven Alejandro Azael, de 17 años, seguridad social? ¿Quién vigila el avance de la obra, que se cumplan con las normas, con las medidas de seguridad? ¿No se prevén los accidentes de este tipo? ¿Y el Gobierno del Estado que la paga con deuda y Sinfra responsable directa, dónde están?
Muchas dudas, una tragedia.