La fotografía es patética, cruda, impactante. Un hombre solo, con el dolor estrujándole el alma, cubre con un par de sombrillas el cadáver de su hija, mientras el sol cae a plomo. La niña de seis años sucumbió al haber sido arrollada por un pesado camión con cisterna que transporta agua. Han pasado tres horas inmensas y el cadáver sigue ahí. ¿Qué demonios ocurre que no la levantan?, pregunta un viejo que azota su bastón, mientras camina por la acera acompañado de su esposa, una mujer también de la tercera edad. Ella sólo contesta, “no sé”. Una joven dice a otra: “ya marqué varias veces y me dicen que ya vienen, pero no llegan”. Obviamente, se refiere al personal de la Fiscalía de Justicia del Estado de Oaxaca (FJEO), cuya tarea es levantar cadáveres siguiendo los protocolos del caso.
Después de tres horas y media, las puertas traseras de un vehículo, tipo vagoneta, se abren de par en par e introducen la camilla con un cuerpecito cubierto con una sábana. El vehículo se aleja. En el lugar sólo queda el hombre que abraza un par de sombrillas. Sufre por el deceso de su pequeña, cuyo cadáver estuvo tirado en el pavimento caliente durante varias horas, como si fuera cualquier cosa y no un ser humano.
Recobrar credibilidad
Hace unos días, el presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Oaxaca, Eduardo Pinacho Sánchez, conversó con reporteros de EL IMPARCIAL, El Mejor Diario de Oaxaca, encabezados por su director general, Benjamín Fernández Pichardo. Dentro de las múltiples preguntas formuladas al titular del Poder Judicial, hubo una muy interesante: ¿Qué está haciendo para humanizar al Tribunal?
Y el funcionario habló con la verdad, como dijera el maestro Joan Manuel Serrat: “nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”. En ese sentido, dijo que la justicia en el TSJE está deshumanizada y a su criterio, explicó por qué.
“Yo creo que el servidor judicial, específicamente, el juzgador, con esta lamentable realidad que estamos viviendo —y me incluyo— nos hemos distanciado de la sociedad y somos antipáticos a la sociedad. Creo que uno de los personajes que rechaza la sociedad civil es la figura del juzgador y cuando hablo del juzgador me refiero a todo el servidor judicial, jueces, magistrados, etcétera”.
Y siguió:
“Nos hemos encerrado en nuestros propios espacios y hemos perdido una relación con la sociedad, algo así como lo que pasa con el médico: se hace frío, se hace un tanto indiferente ante el sufrimiento físico y ante la propia muerte. Y no le causa mayor impacto; algo parecido ocurre con el juzgador. Y por eso, al perder esa sensibilidad, la justicia se ha deshumanizado. En muchos procedimientos judiciales tengo que reconocer que nosotros revictimizamos a la víctima. Hemos tenido capacitación, pero lo hacemos en relación con materias jurídicas, los capacitamos en derecho penal, mercantil, familiar, pero hemos perdido el lado humano. Es necesario que capacitemos a nuestro personal para que desarrollen relaciones humanas adecuadas”.
Y en efecto. Cuando una persona se presenta a un juzgado llega con una carga que para él puede presentar el mayor problema de su vida. Y, sin embargo, el juez o el personal no le dan trato que debe corresponderle como ser humano.
Pinacho Sánchez dijo que en la Escuela Judicial del Tribunal se está capacitando al personal en este otro tipo de materias, de relaciones humanas, control emocional; dotarles de la herramienta que les permita a los jueces que están cerca de la sociedad, ser más humanos con la gente. “Hemos seguido una estrategia de capacitación, creamos la instancia de Justiciatel, que es una área en la cual, vía telefónica, una persona pueda recibir atención”.
Pues sí. Vemos de esta forma, como una institución tan prestigiada como el TSJE está intentado humanizar a su personal para evitar casos como el de aquel pobre hombre que, con el dolor en sus entrañas, todavía tuvo que esperar tres inmensas horas, bajo el sol candente, hasta que el cadáver de su querida hijita pudo ser levantado por personal de la Fiscalía General que no sólo en este caso, sino en otros más, tarda una infinidad para levantar un cuerpo inerte.
Vale la pena que el TSJE aplique medidas humanas, que aplique algo del presupuesto, porque entendemos que no todo se resuelve con palabras si no hay recursos. Ojalá que casos como el del jueves ya no se repitan por el bien de una ciudadanía.
Déficit de mentores
En otro tema, difícil situación enfrentará el nuevo Gobierno estatal en el área educativa, no sólo por el cambio de la dirigencia magisterial que se avecina en noviembre, si no por el déficit de profesores que no han podido atender desde hace años el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) y la Sección 22 del magisterio oaxaqueño.
Con el bloqueo que realizaron este lunes profesores de la jefatura 05 de Huajuapan de León, no solo se evidenció la falta de maestros en decenas de escuelas y el daño que se genera a cientos de estudiantes, sino también del control que siempre ha tenido la dirigencia magisterial en la asignación de plazas y cambio de maestros de un lugar a otro.
Durante este bloqueo, varios de los manifestantes aseguraron que la desbandada de profesores no sólo se ha dado en esta zona de la Mixteca, sino también en las diferentes regiones del estado, tanto por despidos, como por fallecimientos, jubilaciones y renuncias.
Aseguran que otra de las situaciones que enfrentan es que a los egresados normalistas los asignan a determinados centros escolares y luego los mueven a otros sin previo aviso.
Con la asignación del nuevo titular del IEEPO, sabremos pronto cuál será su postura, si la de resolver los problemas en favor de la comunidad estudiantil y docente, o sólo trabajar bajo los intereses de un gremio que aparentemente dejó el control de la rectoría educativa.