Tienen sus orígenes en la Biblia, según el evangelio de San Mateo, después del nacimiento del niño Jesús en Belén de Judea, unos magos del Oriente querían adorar al “Rey de los Judíos” personalmente, por lo que emprendieron un largo viaje. Durante su camino, en el cielo apareció una estrella brillante que los guiaría hasta el pesebre.
Antes de llegar al lugar, se encontraron con el rey Herodes, quien les encargó que a su regreso le dijeran con exactitud en dónde había nacido Jesús, pero inmediatamente fueron alertados de las malas intenciones de Herodes, por lo que a su regreso tomaron otro rumbo y así el niño estuviera a salvo.
Sin embargo, este pasaje bíblico no especifica sus nombres y el número de personas, se le asignaría la cifra por las tres ofrendas que le llevaron al niño Jesús. Los Reyes le obsequiaron cofres con oro, incienso y mirra.
A mediados del siglo VI, el Papa León I instituyó que los reyes fueran tres y se les nombraron como Melchor, Gaspar y Baltasar.
¿Pero por qué conservamos la tradición de partir la rosca de Reyes?
Cada año las familias se reúnen el 06 de enero para partir la rosca, no obstante es una tradición que se conserva desde hace muchos años, ya que simboliza la Epifanía; la fe que movió a los Reyes Magos para encontrarse con Dios.
De acuerdo a varias investigaciones, este relato aparece cuando al rey Herodes lo rodeaban las malas intenciones y ante el miedo de perder su poder, ordenó asesinar a todos los niños menores a dos años, porque quería matar al Mesías.
Años después los judíos empezaron con esta tradición pues comían pan de ázimo y en su interior le colocaban muñecos de barro para recordar este suceso.
Con el paso del tiempo cada elemento de la rosca de Reyes cobró importancia porque con ellos se conmemora la historia, como el niño que lleva dentro, el cual representa a Jesús, cuando José y María lo escondieron.