Por Víctor Jesús González /Notimex
Francisco Toledo era un hombre sencillo, no necesitaba nada. Le gustaba caminar sin rumbo, leer sin parar y la comida del Istmo; por ejemplo, el mole con camarón, relata Graciela Toledo, codirectora de la Galería Juan Martín, espacio en el que han expuesto artistas del talante de Felguérez, Szyszlo y el propio Toledo.
En entrevista con Notimex, la también hermana menor del artista plástico juchiteco, relata para nuestros lectores —con la gentileza y la dedicación de lo que ella llama “la gente de antes”— un panorama breve, suficiente para sentir un poco la vida cotidiana de su hermano, a quién define como “su compañero y amigo de aprendizaje en esta vida”.
“Yo soy la más chica, fuimos siete hermanos. Cuando yo tenía 9 años, él se fue de México y me quedé en Minatitlán. La relación más entrañable comenzó ya de más grande; yo tendría 19 años y él 29, ya había expuesto en París, Estocolmo e Inglaterra. Yo creo que, más o menos, durante 1967 ya se estableció en nuestro país”.
“Nos encontrábamos y veíamos en la casa de mi mamá. A veces trabajaba un poco, ya estaba con su compañera e iban a nacer sus hijos. Era un padre sumamente amoroso, dedicado; de repente le gustaba ir y venir de Juchitán. Cuando estaba en casa se levantaba, desayunaba, salía a comprar libros, iba a exposiciones, caminaba, vagaba y luego, si se le antojaba, se ponía a trabajar”.
Graciela Toledo también relató, con una parsimonia casi extinta en este mundo, que a su hermano le gustaba mucho el béisbol, “quizá porque veía y disfrutaba los juegos que se realizaban en Minatitlán; tiene varios grabados con ese tema, incluso la última pieza de su autoría, del 2019, se llama Tres beisbolistas; en ella utilizó la técnica aguafuerte y aguatinta; mide 29.3 x 19.2 cms”.
Antes de seguir, Graciela Toledo respira, porque de sus ojos quiere salir un dolor que le impide el nacimiento de más palabras. Pasan unos minutos y cierra: “leía de todo, sabía todo, le interesaba todo; usaba su biblioteca diario, en las mañanas tomaba su café y buscaba el libro del día para caminar y vivir como le gustaba: con la intensidad del viento”.