“Flores y pensamientos” es el nombre del colectivo conformado por ocho mujeres oriundas de San Antonino Castillo Velasco. Martha Cristina Pérez Pérez, una de las integrantes, comenta que en dicho grupo se han bordado vestidos y blusas típicas de la comunidad por varias generaciones; sin embargo, durante estos meses de cuarentena tuvieron que detener su producción y adaptarse a “la nueva normalidad”.
Comenzaron a confeccionar cubrebocas artesanales ante el aumento de contagios de Covid en el estado. Además, se volvió una forma de subsistir, porque desde marzo habían dejado de vender sus creaciones.
El colectivo ha participado durante varios años en las exposiciones artesanales que organiza Aripo, en el Andador Turístico de la capital oaxaqueña. Pero debido a la emergencia sanitaria, fueron canceladas las de este año (Semana Santa y las fiestas de julio), en las que esperaban altas ventas.
LOS CUBREBOCAS
Las mujeres artesanas reconocer que confeccionar un cubrebocas es una tarea laboriosa, porque en cada pedazo de tela salen, al menos, 15 piezas para recortar y hacerlos tricapa –como recomiendan los Servicios de Salud–. A partir de ahí se inicia con el bordado de flores, que es la figura tradicional de la comunidad.
Dichas flores se han convertido en un distintivo único; aunque los hilos han cambiado, ellas no modifican la manera de hacerlo, labor que aprendieron de sus antecesoras.
Cada una de las ocho mujeres borda a su manera, se reúnen los miércoles, pero en cada uno de sus hogares tienen otras actividades aparte de ser el sustento del hogar. Por ejemplo, Estela Raymundo Lucas trabaja en su local llamado “Manos de ángel” y también vende empanadas regionales de San Antonino; tuvo que poner plástico para proteger a sus clientes y a ella misma para evitar los contagios.
Luz Ruiz Santiago es una de las pioneras de este colectivo. Tiene más de 70 años y desde los 12 años comenzó a bordar; mantiene el hilado y tejido tradicional único en esta comunidad.
PIRATERÍA, UNA AMENAZA
Sus productos son amenazados por la piratería, situación que les perjudica para mantener los precios, por lo que piden a quien compre verificar la calidad de sus productos, ya que todo es a mano y no usan máquinas.
Los cubrebocas varían según el tamaño, pero el más caro es de 60 pesos y puede aumentar un poco si los diseños son personalizados.
Doña Martha y doña Estela concuerdan en decir que han buscado apoyos que el gobierno dice tener para este tipo de casos; sin embargo, no han obtenido una buena respuesta.
UN APOYO
Quienes deseen obtener sus productos pueden comunicarse con ellas a los teléfonos, 951 310 4495 y 951 461 88 61. De esta manera podrían salir del rezago que ha dejado congelado su patrimonio y sus prendas.