Cuando la Convención del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró como patrimonio mundial al centro histórico de Oaxaca de Juárez y a la zona arqueológica de Monte Albán decía que el primero seguía siendo “el centro de actividades económicas, políticas, sociales, religiosas y culturales que dan dinamismo a la ciudad”. También, que esta conservaba “su arquitectura icónica y los edificios representativos de una tradición cultural de más de cuatro siglos de arte e historia”.
Pero las cualidades que hace 36 años (el 11de diciembre de 1987) le dieron el título compartido hoy parecen no existir más. El centro histórico está perdiendo a su población y “se está volviendo en un centro comercial de antros y tugurios”, apunta el arquitecto Esteban San Juan Maldonado sobre esta parte de la urbe que también adolece de los servicios básicos (agua, seguridad y recolección de desechos), de un plan integral y de un proyecto de ingeniería vial que lo conecte con la zona conurbada.
El centro histórico es preocupante. No veo que hayan ejercido los planes correctos de desarrollo urbano y ordenamiento, más bien ocurrencias para solucionar algunos temas que no se han solucionado y nos están llevando a una preocupación general, sobre todo a una calidad de vida que no va a ser la adecuada dentro de muy poco tiempo”.
San Juan Maldonado detalla que “no hay una solución integral ni como ciudadanos ni como ciudad”. Pero ante el “vacío” poblacional propone la “re densificación de la vida cotidiana”.
Sin embargo, también refiere que la ciudadanía tiene que asumir su responsabilidad para hacer del centro histórico un ejemplo no solamente en México sino en América Latina.
En esta parte de la capital oaxaqueña, urbe en la que habitan más de 270 mil personas, la UNESCO recuerda que se han inventariado y catalogado 1,200 monumentos históricos y que “los principales monumentos religiosos, las magníficas casas patricias y calles enteras bordeadas de otras viviendas se combinan para crear un paisaje urbano armonioso y reconstituir la imagen de una antigua ciudad colonial cuyo aspecto monumental se ha mantenido intacto”.
O al menos así se mantenía en 1987, año de la declaratoria, pues con las intervenciones en diversos bienes se han causado serios daños al patrimonio y varios son ya irreversibles, como reconoce el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Como arquitectos no hemos sabido intervenir integralmente las obras, hemos hecho caprichos, hemos hecho ocurrencias, hemos hecho terrazas, una ciudad ficticia para un turismo convulsivo y conflictivo”, dice Esteban San Juan sobre la responsabilidad que también recae en las y los de su profesión.
Ante estos daños y los de la actividad turística, llama a tener cuidado y buscar soluciones. “Ya tenemos ejemplos de lo que ha pasado con ciudades patrimoniales como Venecia, donde ya no quiere a los turistas”.
El especialista propone seguir los ejemplos de ciudades como Barcelona y París, que han emprendido soluciones integrales de rescate de su medio ambiente. Por ejemplo, al no permitir vehículos en sus centros. En la ciudad de Oaxaca, apunta, se requiere urgentemente de una ingeniería vial para desalojar vehículos y así transitar a lo peatonal.
Las autoridades tienen que encabezar estos movimientos, pero con propuestas integrales y que nosotros tenemos que respetar. Si no hacemos propuestas como arquitectos dejamos que la picota demoledora siga pasando en nuestra ciudad”, subraya.
Van 25 denuncias por daños al patrimonio
Por daños al patrimonio del centro histórico de Oaxaca de Juárez y otros, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha interpuesto ya 25 denuncias penales, señala Joel Omar Vázquez Herrera, director del Centro INAH Oaxaca.
El funcionario federal explica que los mayores daños por intervenciones se han dado durante y después de la pandemia de Covid-19 y que las obras carecían del permiso del instituto. De ahí que las denuncias abarquen obras realizadas o concluidas entre 2022 y 2023.
Si bien se iniciaron procesos administrativos las suspensiones que aplicó el instituto por tales obras irregulares, Vázquez detalla que la gravedad de varios orilló a tomar medidas más drásticas: las denuncias ante la Fiscalía General de la República (FGR) por daños al patrimonio.
Eso nos va a permitir dar una señal distinta porque algunos ciudadanos tienen una conducta anómala desde la base de pensar que no va a suceder nada una vez que les suspendemos o que pagan la multa, pero en nuestro caso hay daños que son ya irreversibles y que algunos de ellos implican probablemente hasta 11 años de cárcel”.
Antes de la pandemia, con los procedimientos administrativos era más que suficiente para evitar que hubiera obras que afectaran al patrimonio, explica el delegado. Sin embargo, “después de la pandemia tenemos un Oaxaca distinto, en donde hubo mucha gente que aprovechó para hacer obras irregulares”.